martes, 31 de julio de 2007

la vida es bella

Un muchacho vivía sólo con su padre, ambos tenían una relación extraordinaria y muy especial. El joven pertenecía al equipo de fútbol Americano de su colegio, usualmente no tenía la oportunidad de jugar, bueno casi nunca, sin embargo su padre permanecía siempre en las gradas haciéndole compañía. El joven era el más bajo de la clase cuando comenzó la secundaria e insistía en participar en el equipo de fútbol del colegio, su padre siempre le daba orientación y le explicaba claramente que "él no tenía que jugar fútbol si no lo deseaba en realidad"... Pero el joven amaba el fútbol, no faltaba a una practica ni a un juego!, estaba decidido en dar lo mejor de sí, se sentía felizmente comprometido!!!!.

Durante su vida en secundaria, lo recordaron como el "calentador de banco", debido a que siempre permanecía sentado.... Su padre con su espíritu de luchador, siempre estaba en las gradas, dándole compañía, palabras de aliento y el mejor apoyo que hijo alguno podría esperar. Cuando comenzó la Universidad, intentó entrar al equipo de fútbol, todos estaban seguros que no lo lograría, pero a todos venció, entrando al equipo.El entrenador le dio la noticia, admitiendo que lo había aceptado además por como él demostraba entregar su corazón y su alma en cada una de las prácticas y al mismo tiempo le daba a los demás miembros del equipo el entusiasmo perfecto. La noticia lleno por completo su

corazón, corrió al teléfono más cercano y llamó a su padre, quien compartió con él la emoción.
Les enviaba en todas las temporadas todas las entradas para que asistiera a los juegos de la Universidad. El joven atleta era muy persistente, nunca faltó a una práctica ni a un juego durante los 4 años de la Universidad, y nunca tuvo el chance de participar en algún juego!. Era el final de la temporada y justo unos minutos antes de que comenzará el primer juego de las eliminatorias, el entrenador le entregó un telegrama. El joven lo tomó y luego de leerlo murió en el silencio... tragó muy fuerte y temblando le dijo al entrenador: "Mi padre murió esta mañana, no hay problema de que falte al juego hoy?". El entrenador le abrazó y le dijo "Toma el resto de la semana libre, hijo. Y no se te ocurra venir el sábado". ," le replicó el Angel más viejo. "Cuando estábamos en
Llegó el sábado, y el juego no estaba muy bien, en el tercer cuarto, cuando el equipo tenía 10 puntos de desventaja, el joven entró al vestuario y calladamente se colocó el uniforme y corrió hacia donde estaba el entrenador y su equipo, quienes estaban impresionados de ver a su luchador compañero de regreso..."Entrenador por favor... permítame jugar... Yo tengo que jugar hoy" imploró el joven.
El entrenador pretendió no escucharle, de ninguna manera él podía permitir que su peor jugador entrara en el cierre de las eliminatorias. Pero el joven insistió tanto, que finalmente el entrenador sintiendo lastima lo aceptó: "Okey hijo, puedes entrar, el campo es todo tuyo".Minutos después el entrenador, el equipo y él publico, no podían creer lo que estaban viendo. El pequeño desconocido, que nunca había participado en un juego, estaba haciendo todo perfectamente brillante,
nadie podía detenerlo en el campo, corría fácilmente como toda una estrella. Su equipo comenzó a ganar, hasta que empató el juego. En los segundos de cierre el muchacho interceptó un pase y corrió todo el campo hasta ganar con un touchdown. Las personas que estaba en las gradas gritaban emocionadas, y su equipo lo llevó cargado por todo el campo. Finalmente cuando todo terminó, el entrenador notó que el joven estaba sentado calladamente y sólo en una esquina, se acercó y le dijo:"¡Muchacho no puedo creerlo, estuviste fantástico!". Dime ¿Cómo lo lograste?.El joven miró al entrenador y le dijo:"Usted sabe que mi padre murió... pero ¿Sabía que mi padre era ciego?". El joven hizo una pausa y trató de sonreír... "Mi padre asistió a todos mis juegos, pero hoy era la primera vez que él podía verme jugar... y yo quise mostrarle que si podía hacerlo"...



jueves, 5 de julio de 2007

Los niños estaban solos

Su madre se había marchado por la mañana temprano y los había dejado al cuidado de Marina, una joven de dieciocho años a la que a veces contrataba por unas horas para hacerse cargo de ellos a cambio de un poco dinero.
Desde que el padre había muerto, los tiempos eran demasiados duros como para arriesgar el trabajo faltando cada vez que la abuela se enfermaba o se ausentaba de la ciudad.
Cuando el novio de la jovencita llamó para invitarla a un paseo en su coche nuevo, Marina no dudó demasiado.
Después de todo, los niños estaban durmiendo como cada tarde, y no se despertarían hasta la cinco.
Apenas escuchó la bocina cogió su bolso y descolgó el teléfono. Tomó la precaución de cerrar la puerta del cuarto y se guardó la llave en el bolsillo. Ella no quería arriesgarse a que Paquito se despertara y bajara las escaleras para buscarla, porque después de todo solo tenía seis años y en un descuido podía tropezar y lastimarse. Además, pensó, si eso sucediera ¿Como le explicaría a su madre que el niño no la había encontrado? Cuentan: que hubo un incendio. Quizás un cortocircuito en el televisor encendido o en alguna de las luces de la sala, o tal vez unas chispas de la chimenea; el caso es que cuando las cortinas empezaron a arder el fuego rápidamente alcanzó las escaleras de madera que conducían a los dormitorios.
La tos del bebe debido al humo que se filtraba por debajo de la puerta lo despertó. Sin pensar, Paquito saltó de la cama y forcejeó con el picaporte para abrir la puerta pero no pudo.
De todos modos, si lo hubiera conseguido, el y su hermanito de meses hubieran muerto devorados por las llamas en pocos minutos Paquito gritó llamando a Marina, pero nadie contestó a su llamada de auxilio. Asi que corrió al teléfono que había en el cuarto. (El sabia como marcar el número de su mama) pero no había linea. Paquito se dió cuenta que debía sacar a su hermanito de allí. Intentó abrir la ventana que daba a una cornisa, pero era imposible para sus pequeñas manos destrabar el seguro y a aunque lo hubiese conseguido aun debía soltar la malla de alambre que sus padres habían colocado como una protección

Cuando los bomberos terminaron de sofocar el incendio, el tema de conversación de todos era el mismo: ¿Como pudo un niño tan pequeño romper el vidrio y luego el enrejado con el perchero?

¿Cómo pudo cargar el bebe en la mochila?
¿Cómo pudo caminar por la cornisa con semejante peso y bajar el solo por el árbol?
¿Cómo pudo ese niño con tan sólo seis añitos salvar la vida de su hermano y la suya propia?
El viejo jefe de bomberos, hombre sabio y respetado les dio a todos las respuestas: - Paquito estaba solo… No tenía a nadie que le dijera que no iba a poder.

Toñy Carballido